El escenario actual en el que vivimos, especialmente en México, ha generado diversos desafíos para múltiples giros productivos en el país. La volatilidad en el sector automotriz es una muestra de cómo el mercado ha cambiado y por qué las empresas deben flexibilizarse.
La industria automotriz enfrenta las dificultades heredadas de la pandemia del COVID-19 de 2020. Problemas que se extienden a 2021 e impactan actividades burocráticas y tributarias, comprometiendo los planes estratégicos de empresas de todos los tamaños.
Volatilidad en el sector automotriz en México
Si tomamos en cuenta que la industria manufacturera automotriz representa el 17% del PIB mexicano y desde agosto de 2020 a agosto de 2021 se experimentó una caída de más del 23%, es clara la preocupación que existe en el área.
Esta situación extraordinaria, generada por la crisis sanitaria, no es la única razón de la volatilidad en el sector automotriz. De hecho, podemos mencionar algunos otros agravantes que afectaron el departamento estratégico y fiscal de múltiples organizaciones:
- Cambio de paradigma del escenario económico nacional y regional que impulsaron la importación de componentes.
- Escasez de insumos mineros y metalúrgicos para el ensamblaje de autotransportes.
- Incremento de los costos de materia prima; provocando retrasos en la producción de componentes.
- Variables del mercado que afectaron la planificación a corto y mediano plazo.
- Guerra entre Rusia y Ucrania que afecta la importación de combustibles.
- Dependencia de EE. UU. para poner en funcionamiento las plantas de fabricación.
- Incertidumbre con respecto al ROI de ensambladores y manufactureros.
- Fluctuación inflacionaria en la industria entre el 7,36% y el 8,67%.
- Disminución de más de 17% en las exportaciones de vehículos de México a EE. UU.
- Premura económica por parte de los consumidores hacia el giro.
Respuestas ante la crisis
La volatilidad de los costos generados por la gran competitividad que existe en el sector y las sustanciales inconsistencias en el comportamiento del mercado a nivel mundial, con altas y bajas en los volúmenes de ventas, requieren soluciones drásticas para mitigar sus efectos.
Una de ellas es la búsqueda de la nacionalización por parte de la producción de componentes y la necesidad de elevar las exportaciones hacia socios comerciales como Canadá o Estados Unidos, que experimentan también problemas de inflación y escasez, lo que plantea un nuevo dilema.
Además, recientemente con la reforma eléctrica impulsada por el Ejecutivo, se pronostican serias desviaciones en el mercado. Una de ellas es la transición de suministro de energía regular hacia energía limpia.
Este tipo de acción incrementaría los costos operativos en las industrias y pondría en peligro los niveles de producción necesarios para satisfacer la demanda. Sin contar que, según representantes de los Distribuidores de Automotores (AMDA), sería imposible cumplir con las metas globales de reducción de emisiones, como lo reseña este artículo.
Como es evidente, existen diversos obstáculos en términos de liquidez, que están siendo considerados por el gobierno federal a través de créditos de Bancomext.
Futuro del sector automotriz
Múltiples informes, como el “Estudio del Consumidor Automotriz” elaborado por Deloitte, señalan que lo peor de la crisis provocada por la pandemia está por desaparecer. Se prevé que habrá un repunte en el mercado estadounidense que representa el 70% de la producción.
Cambio de paradigma
Sin duda alguna, el impulso para revertir los efectos de la volatilidad en el sector automotriz debe ser integral. En primer lugar es esencial el éxito en la estabilización económica regional, que logre mitigar los efectos de la preocupación y estimule el comercio.
Por otro lado, los fabricantes deben ofrecer precios y planes acordes con la realidad. Por ejemplo, incluir filtros sanitizantes y mecanismos que proporcionen mayor confort y entretenimiento dentro de los vehículos.
Precios e instrumentos competitivos
El precio sigue siendo uno de los principales condicionantes. Tornando a los instrumentos financieros como el bastión para impulsar las ventas de automotores en el país.
Según AMDA, casi el 71% de las compras de vehículos en México durante 2021 se realizaron a través de créditos, 24% menos que en 2020. Lo que nos lleva a pensar en tres factores que definirán la volatilidad en el sector automotriz, para mal o para bien, hacia el futuro:
- Flexibilidad en los pagos o cambios anticipados de vehículos.
- Procesos simplificados de pagos.
- Tasas competitivas de financiamiento.
Algo es claro: es necesario adaptarse, cambiar de dirección y recuperar el ritmo de años anteriores.
Ventas digitales en el giro automotriz
Del mismo modo, reanudar las actividades de forma segura, tanto para consumidores como para colaboradores y adaptarse a los nuevos canales de venta digital pueden ser factores determinantes para obtener ganancias y reducir el contacto físico al mismo tiempo.
Las ventas virtuales ya son tendencia en el mundo, y se trata de brindarle el control al consumidor para agendar su cita y concretar su compra a través de Internet.
Además, los recursos digitales pueden ser de gran utilidad para estar al tanto de las oportunidades de crédito y financiamiento gubernamental, así como los cambios en el mercado en términos de demanda y rentabilidad.
De esta forma se puede garantizar una planificación previa que ayude a mitigar las dificultades de las empresas y asegurar operatividad frente a la volatilidad en el sector automotriz.
Thomson Reuters, con el objetivo de preparar a nuestros clientes para enfrentar el futuro, garantizando sus ganancias y el crecimiento, ofrece todo el soporte necesario para el seguimiento de cambios fiscales, así como estrategias para la monitorización de ventas de productos, oportunidades de mercado y control de cuentas comerciales.
Si estás interesado en conocer más sobre la realidad de la industria automotriz, puedes conocer nuestro Informe de la cadena de suministro automotriz. Una mirada al futuro del giro ante los cambios impredecibles del mercado.